El blog de roldan

 Miles de años, para no asustar con cifras, se le cuentan a nuestro mundo desde que salió de su centro Sol. Circula desde entonces, como nave planetaria alrededor de su padre en lo material. A la vez, gira sobre si mismo para darnos el día y la noche, sirviendo de hogar a esta humanidad terrestre y hasta el momento, no ha sido destruido como lo han pregonado antes y ahora. 

  El mundo no se acaba ni puede acabarse por largo tiempo. Por una razón sencilla. La creación de un mundo obedece a un plan divino. No es producto de la casualidad, sino de causas. Es el compromiso del espíritu con su Padre Creador, de habitarlo (espíritus encarnados) y como tal debe embellecerlo, con su relativo confort, construyendo, no destruyendo lo que la naturaleza le obsequia. Logrando más que todo, la fraternidad humana. La eliminación del odio y la implantación del amor y de justicia en el planeta. Es decreto y régimen de gobierno del Creador para los hombres que son sus hijos por el espíritu.

  Ese plan divino lo inicio Shet primogénito de Adán y Eva (Caín y Abel, no son personas, son símbolos ideados por Moisés para identificar en Caín la raza primitiva y Abel, la raza regeneradora por misioneros en el Amor). Dijo Shet en el Sanscrito. “Los hombres todos de la tierra toda, hermanos son”. Vino Abraham y escribió en su Testamento: “ángeles y demonios, son hijos de Hellí”. Moisés de la ley escribe: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” y Jesús 18 siglos mas tarde expresa: “Amaos los unos a los otros como el Padre os ama”.

  ¿Se ha logrado en nuestro mundo lo anterior? Mentiríamos si dijéramos si. Entonces, ¿cómo va acabar lo que sembrado, su cosecha no ha sido recogida? El planeta tiene más vida, que desde esos tiempos hasta ahora. El profeta si dijo:”Que la faz tierra será renovada,” lo que no es destrucción. Sino transformación, para higienizar la casa de los hombres que se aman y quieren vivir en paz, armonía, amor y justicia. Pensar lo contrario, es, creer que el Creador es mal Arquitecto. No puede ser.