El blog de roldan

  El planeta desde su inicio, formación, solidez y ubicación en su órbita, sufrió grandes transformaciones para su evolución como mundo y hogar de su huésped: la especie humana.

  Hubo un momento que si hubiese criatura humana sobre su superficie pudo pensar en su rusticidad, que el mundo se acabaría. Período que comprende las llamadas eras primaria, secundaria y terciaria. Pero, felizmente, no existía el hombre sobre el planeta. Por eso apareció de último, fines de la terciaria y comienzo de la cuaternaria como lo afirma la ciencia.

  El planeta se estremeció y produjo grandes transformaciones, que si pudo haber un diluvio universal, fue en ese momento. Cuando todo lo que existía en materia de grandes arboles y grandes animales, sumados con temblores, volcanes, terremotos, etc., todo se fundía en una masa homogénea, de  sustancias heterogéneas, cuyas esencias, darían alimento a los primeros cuerpos y almas de los humanos en el planeta por vez primera. (T. J. Conócete a ti mismo).

  Lo que explica, que 10 millones de siglos antes de nacer el hombre, el planeta se estremeció y una parte de su ser expulsó al espacio, que al fijar su órbita, se convierte en la hermosa luna que ilumina nuestras noches. Luego visitada por el hombre actual, comprobó su estructura rocosa y estéril.

  Hace ahora 44 millones de siglos nacieron los primeros humanos de apenas pocos centímetros de altura, machos y hembras, en toda la superficie del planeta. Sus cuerpecitos envueltos en una placenta verde, bajo los troncos de los árboles del Quino, recibían el alimento por sus raíces, que procedía de esa sustancia homogénea, de quinta esencia. Caen los árboles dejándolos descubiertos. ¿Su partero? el pequeño gorrión, con su pico rasgaba sus placentas. Así vieron la luz los primeros hombres. ¿Fantástico? Hay fantasías que tenemos por verdades y hay verdades que nos parecen fantasías.