El blog de roldan

  En estos días en que se recuerda a Jesús y a su madre María, viene a nuestra mente un hecho real en la historia de esos personajes, que permiten confirmar, sin ofender a ninguno de ellos, que el amor de madre siempre muestra un grado de egoísmo hacia el hijo amado y rebelde como fue Jesús. Y María como toda madre, así lo demostró en las bodas de Canaán

  María pensando en detener al errabundo Jesús, idea un plan. Las bodas de Canaán se efectuaban con parientes y amigos de la familia de su madre. Ella pensó que Jesús esa noche, con unos tragos en su cabeza, puede salir casado, tener esposa, fundar familia y aquietar su mundanal recorrido.

  Jesús acompañado de Juan estaba presente. Pero Jesús intuyó que algo se tramaba y retirándose con su compañero, expresó “No es prudente mi estancia entre esta gente, capaz de consumir el agua de todas las tinajas si se convirtieran en vino” “Lo que mal anotado por el calenturiento Juan, dio motivo a los intérpretes maliciosos para hacer el milagro de convertir el agua en vino” (“Filosofía Austera Racional”)

  A petición de la madre, María de Magdala (Magdalena), pariente de María, y quien no era ninguna mujer prostituta como la han querido presentar, hace un festín en su casa y convida a Jesús y como en verdad amaba a Jesús en su interior, se le presenta en su arrebatadora belleza, rompiendo con atavismos y prejuicios ante sus demás invitados, se arrodilla a los pies de Jesús suplicando perdón por el hecho, pero ofrecía su amor para la seguridad de su vida. 

  El pedido de la madre de Jesús, a quien no se le puede negar su inmenso amor, aun por su espíritu luminoso, mostró la imperfección de la materia. Pues dejaba en mal estado a la vista de aquellos que admiraban a María de Magdala en situación difícil, como sucede hoy. Pero… María lo hizo, porque por sus facultades psíquicas presentía, que la cruz patíbulo, esperaba a Jesús para ser crucificado y quería evitarlo. Más Jesús no quiso aceptar lo de la madre. De haberlo hecho, quizás la cruz no habría sido su martirio.     

 Esta semana última de noviembre se continúa con la primera de diciembre, destacan en ella dos efemérides, dos figuras históricas, dos nombres, dos espíritus luminosos, tergiversados en muchos aspectos de sus vidas, hoy nos anticipamos a recordarlas y tenerlas siempre presente en nuestra imaginación. Ellos son: Francisco Xavier y Jesús de Nazaret.   

  Francisco Xavier (7-4-1506 /3-12-1552) Nacido en España, de estirpe noble, siendo muy joven obtiene de la Universidad de Paris, el título “Maestro en Filosofía” Junto con Ignacio de Loyola y seis mas, fundan la “Compañía de Jesús”, o de Jesuitas. Siendo frailes, al respaldo de la Iglesia Católica, no utilizaron el término Cristo, sino solo de Jesús. Lo que ha permitido simbolizarla por algunos autores como el “Anticristo” porque reconocen a Jesús como persona, no como Cristo ni como Dios.

  En segundo lugar, la otra fase de Xavier, pide al Papa que sea nombrado misionero para el Oriente, abarcando India, China y Japón, por una razón muy importante. Había que llevar la enseñanza del Decálogo a esas regiones que lo desconocían antes de cumplirse los 36 siglos de la ley del Sinaí. No hizo milagros porque sabía que nadie los haría. Pero si hizo curaciones maravillosas, anunció tempestades y peligros y fallece en el oriente un 3 de diciembre a los 46 años.

  De Jesús, el primogénito de José y María nace un 4 de diciembre en Nazareth, en la casa de sus padres. Es archiconocido, que la fiesta en honor a su nacimiento del 25 de diciembre corresponde a una fiesta pagana de dioses de la antigüedad que celebraban su natalicio ese determinado día del mes decembrino y que la tradición del mundo occidental así continúa. Más llegará el momento no muy lejano en que los días de esos venerables maestros, como Jesús y otros, sean recordados y homenajeados en su fecha histórica y verdadera. Porque la verdad siempre brillará sobre todo y ella debe ser nuestro norte perseguido y nuestro sol. Tal como dice el principio: “Busca el consuelo en la verdad”

  Amalia Domingo Soler, insigne escritora de las letras castellanas. Poetisa y periodista, nacida en Sevilla el 10 de noviembre de 1835, fallece en Barcelona (España) el 29 de abril de 1909.

  Con cariño hacemos estas líneas en su nombre para recordarla en el mes aniversario de su natalicio, dándola a conocer a los que nada saben de su persona, como por los noveles estudiantes del Espiritismo, para que la estudien y les sirva de ejemplo y comprensión en las peripecias de la existencia humana, donde todo tiene una razón de ser.

  La vida de Amalia desde su infancia fue triste. Solo su madre quien mucho la amó, la dejó para irse al espacio, apenas cuando se convertía en joven mujer. Vacío que sintió Amalia con mucha vehemencia. Con un mal de la vista, se dedicó desde su pobreza a la costura y a escribir poesías hasta que conoció las primeras letras de la filosofía espírita.

  La ciudad de Barcelona fue el escenario de su lucha con la pluma y la oratoria, una vez que conoció por unos amigos, la veracidad del Espiritismo, se convirtió en su fiel defensora y se le llamó con razón, “la Dama de las violetas” y la “Gran Dama del Espiritismo”. Amalia se encuentra en el grupo de intelectuales de la “generación del 98” en su lucha  por la defensa de los derechos de la mujer.

  Sus obras escritas, reflejan la belleza de sus poemas y como de su prosa. Las mas conocidas: “Te perdono”, “Hechos que prueban”, “Memorias del Padre Germán”, “Ramos de violetas”  “El Espiritismo refutando los errores del catolicismo romano” “Mis mas hermosos escritos” y “Memorias” La revista “Luz del Porvenir” la dirigió por veinte años.

  Culminamos nuestro comentario, anotando este pequeño párrafo de quien siempre hemos amado en nuestro pensamiento por afinidad espírita. Al referirse al Espiritismo, expresó: “Bendito sea el Espiritismo, irradiación suprema, luz inextinguible, cedro secular a cuyo añoso tronco se enlazan la justicia, la verdad y la razón.” Mas, sobre el sufrimiento humano, dijo: “El dolor es el despertador de la humanidad, los espíritus que duermen, son árboles secos y para que retoñen, hay que regarlos con el llanto del dolor”. Loor a su espíritu. 

 
 Desde los tiempos primitivos era común la violencia contra la mujer. Dominaban los instintos fieros de la especie humana y la razón, facultad del espíritu, dormía y la conciencia no daba sus primeros pasos.

  Cuándo se impuso la supremacía del sacerdote de su religión, a la mujer se le declaró impura, pecadora y sin alma, sustentado por hijos, quienes paridos de mujer, si poseían alma.

  En la noche oscura de la Edad Media, muchas de ellas fueron a la hoguera, quemadas vivas por considerarlas brujas, hechiceras y de pactos con el demonio, siendo un antecedente que por la educación se trasmite de generación en generación y sus errores se transmiten de igual manera.

  En los tiempos contemporáneos, sucede con el progreso científico y técnico en veloz carrera. Pero en lo humano, camina en altos y bajos. Todavía hay semejantes, con visión hedonista, materialista, que por ausencia de una buena educación que valore al espíritu en su justo lugar, no consideran igualdad entre hombre y mujer. Más deben saber, que la mujer, por el solo hecho de ser madre, es superior al hombre, aunque este no lo acepte. Por esas razones existió y existe la violencia contra la mujer.

  De lo anterior se deduce dos aspectos a considerar. Primero. Educar al niño, iniciándolo en el amor a sus semejantes, eliminando todo lo falso que establezca diferencia entre infantes de ambos sexos, olvidando esa ancestral educación, machista, que considera a la mujer esclava, razón de la violencia del varón contra el sexo débil. Se concientiza así al niño, para que no  castigue y menos castigarlo, cuando sea hombre.

  Segundo, El humano como ser biopsicosocial, predominan en su psiquis, instintos y pasiones no dominados espiritualmente acordes con el progreso alcanzado y por equis motivo, un simple rechazo o contradicción, se revela en violencia, difícil de dominarse el mismo sujeto, a diferencia del que si puede hacerlo, quien ante la misma situación no responde de igual manera. De allí la necesidad de estudiarse a si mismo.

Desde hace millones de siglos el humano vive en el planeta y por supuesto ha vivido en todos los rincones de la tierra, lo que nos permite decir en sentido metafísico, que es un ser universal porque su patria no solo es el mundo, sino todo el universo.

Ello se comprende bajo la premisa, que no se vive una sola vez, nacer, morir y volver a nacer, es la vida del espíritu del hombre y la muerte, solo es una ficción, un tránsito necesario del espíritu para terminar una experiencia y comenzar otra donde terminó aquella, hasta el infinito.

Por esas razones, el espíritu antes de encarnar en sus cuerpos materia, en su destino, elige una parcela de la Tierra para nacer. Será su patria mientras viva materialmente y al terminar su misión, volverá y elige otra diferente. Será asiático, europeo, africano, americano, vestirá su cuerpo o epidermis de todos los colores de las razas conocidas que conforman nuestra humanidad. Pero, en realidad son una sola. Raza de humanos, hijos todos del Padre Eterno que a todos ama

Pero sucede que el hombre empujado por la guerra ha defendido la bandera del país en el cual nació y luchó contra la bandera de otro país visto como enemigo. Ignorando su cuerpo de soldado, que en aquel contrario, vivió años atrás y defendió esa bandera, a la que ahora ve como enemiga y quiere destruir aquel pueblo que antes lo vio nacer y también fue su patria.

La reflexión nos lleva a expresar. ¡Qué mala es la ignorancia, cuando no conocemos quienes somos! ¡Cuándo nos vemos tan pequeños, siendo grandes por el espíritu! con derecho a disfrutar de todo el planeta como heredad y no limitado a una parcela chica, ya que el planeta todo puede ser la patria del hombre por ser este universal.